El martes 13 de febrero, Josep Carles Llagostera, Administrador de la Aduana de Barcelona, fue el invitado en el almuerzo-coloquio organizado por el Propeller Barcelona, para hablar sobre “La reforma del Código Aduanero de la Unión (CAU)”.
Josep Carles Llagostera explicó que los problemas que se han puesto de manifiesto con el actual Código Aduanero de la Unión están relacionados con las prohibiciones y las restricciones en la entrada y salida de mercancías en la Unión Europea, alegando que “se han ido complicado, en algunos casos incluso mucho, como es el caso de las exportaciones hacia Rusia como consecuencia de la situación de Ucrania”.
Para el Administrador de la Aduana de Barcelona, el CAU es “una normativa compleja, que requiere mucha atención y que hay que dejarla muy clara”, motivo por el cual “en muchos aspectos puede haber rebasado a los operadores”.
Añadió que, con el antiguo Código de la Unión, las Aduanas “tenían todo el control, pero en muchos casos no tenían la capacitación necesaria para poder realizar este tipo de nuevos controles”.
Asimismo, el nuevo CAU también ha puesto de manifiesto que existía una “incapacidad de gestionar las operaciones de comercio electrónico”. Según Llagostera, “estábamos acostumbrados a ejercer un control de aquellas mercancías que llegan en contenedor, pero el antiguo Código no estaba pensado para controlar un producto de 2 kilogramos de peso y con un valor de 30 o 40 euros”. La magnitud el problema es importante “ya que, en 2022, el 80% de las declaraciones aduaneras representaban sólo el 0,5% del valor de las mercancías”, es decir, que casi todo eran operaciones de comercio electrónico. “No estábamos preparados para esto porque, además, muchos de estas mercancías también están sujetas a restricciones y prohibiciones y también a un control porque pueden ser productos de doble uso o bien sujetos a consumo humano”.
Otro de los problemas que Josep Carles Llagostera destacó es el relacionado con “la administración electrónica”, alegando que “todos los sistemas informáticos que eran necesarios para el desarrollo del CAU, en muchos casos no se han podido culminar; había 17 grandes proyectos informáticos y hasta 2022 sólo se habían desarrollado 12”. De entre los que están pendientes de implementarse, Llagostera se refirió a dos muy importantes: el sistema electrónico POUS (que entra en vigor el 1 de enero de 2024) para el envío, almacenamiento y gestión de la prueba de estatuto aduanero de mercancía de la Unión y el Despacho Centralizado Europeo.
Por último, el Código actual presenta también “problemas de gobernanza” porque, según Llagostera, “para cualquier cosa hay que poner de acuerdo a los 27 Estados miembro, cada uno con sus propios intereses particulares”.
“Este es el diagnóstico y los grandes problemas que han hecho que la Comisión Europea sea consciente de la necesidad de modificar la administración aduanera”. Por esta razón, “lo que necesitamos es un esquema de mayores simplificaciones porque el proceso de entrada/salida de mercancías es complejo y complicado y supone una pérdida de eficiencia para las empresas exportadoras”.
Con la reforma del CAU “se ha buscado una simplificación para dotar de mayor competitividad a importadores y exportadores, ya que se estima que los costes de cumplimiento aduanero que asumen las empresas están en torno a los 2.000 millones de euros anuales, restando competitividad a las empresas europeas”.
Por otro lado, el nuevo CAU también define un sistema de análisis de riesgos único para toda la Unión Europea, entendiéndose el “análisis de riesgo en sentido amplio porque va a haber un cumplimiento estricto de todas aquellas medidas de política comercial, de prohibiciones y restricciones para la entrada de mercancías en el territorio de la Unión”.
Josep Carles Llagostera también dijo que con el nuevo CAU “vamos hacia un esquema que permita un mayor control, reduciendo el fraude existente en las importaciones y exportaciones de mercancías y en los incumplimientos de las medidas”. Asimismo, se busca mejorar la colaboración con los operadores económicos e incrementar la recaudación de las aduanas”.
Por todo ello, lo que plantea el Código reformado es un esquema basado en cuatro grandes ejes.
El primero es “una colaboración distinta entre las aduanas y los operadores económicos” gracias a la implantación de nuevas tecnologías y la creación del Centro Único de Datos de la UE (Custom Data Hub), que permitirá a los operadores comunicarse con una única interface electrónica, probablemente ubicada en Bruselas”. Este Data Hub será el único sistema de comunicación a través del cual “operadores y aduanas facilitarán todos los datos y la información necesaria para la entrada y salida de mercancías del territorio de la UE y que dotará de mayor eficiencia al sistema”. Esto va ligado a “la Ventanilla Única Europea, que tiene que entrar en vigor en 2025”.
El segundo eje es el establecimiento de una nueva figura de operador denominada Check &Trust que viene a ser “un OEA plus que, partiendo del cumplimiento de todos los requisitos actuales del OEA, va a tener una serie de privilegios y de simplificaciones aduaneras adicionales”.
El tercer eje es el que permite avanzar hacia un nuevo enfoque de control que implica crear la denominada Autoridad Única Aduanera, “la cual va a tener encomendadas dos funciones básicas: por un lado, el diseño de las políticas de análisis de riesgo a nivel europeo y, por otro, prestar apoyo a las distintas autoridades aduaneras nacionales, que no desaparecen y que se centrarán más en el cumplimiento de las medidas de prohibición y restricción”.
Finalmente, el cuarto eje se centra en un nuevo esquema del e-commerce. “El CAU ya propone y prevé la creación de una figura que es el operador económico considerado importador”. En este sentido, el cumplimiento de todas las formalidades y obligaciones aduaneras relacionadas con operaciones de comercio electrónico “recaerían en las plataformas electrónicas que asumirían el rol de auténtico importador”.
Para terminar, Josep Carles Llagostera indicó que el nuevo CAU también va a suponer establecer un sistema sancionador único en la UE “porque hay muchas divergencias entre países y unos no sancionan nada y otros sancionan mucho”. En este sentido, el régimen sancionador será único, “lo cual es revolucionario porque ningún país ha querido renunciar nunca a su potestad sancionadora” por tratarse de una competencia individual de cada Estado.
Llagostera finalizó diciendo que la reforma del CAU “no es un anteproyecto de reglamento, sino que es una especie de borrador o tormenta de ideas sobre qué es lo que debería hacerse para llegar al objetivo bueno que queremos”.