Laia Morales inició su intervención señalando que, según diferentes medios y encuestas, el tema de la digitalización en las empresas parece no ser un tema de interés, ya que “sólo un 3% de las empresas considera la digitalización como una preocupación”. A continuación facilitó datos de índole contraria, como por ejemplo que, según se desprende de un estudio realizado por Barna Consulting, el 90% de las empresas considera que Internet tendrá un impacto significativo en marketing y ventas. Asimismo, puso de manifiesto que en materia de transformación digital, sólo el 34% de las empresas cuentan con un experto o profesional que lidere el proyecto. Y añadió también que sólo el 11% de los equipos profesionales (comerciales, por ejemplo), cuenta con las habilidades necesarias para esta transformación digital.
Sobre estas necesarias habilidades en materia digital, Laia Morales destacó su gran importancia porque, aunque pueda parecer lo contrario, seguramente no sabemos utilizar bien el ordenador o correo electrónico porque nadie nos ha enseñado a usarlos bien; tampoco sabemos gestionar bien el tiempo y desconocemos nuestra reputación digital, es decir, qué se dice de nuestra empresa en Internet, factor muy decisivo porque muchos clientes llegan a una empresa por ese canal. Otros elementos relevantes a tener en cuenta en una organización son la marca personal, la gestión de la información y “otros conceptos nuevos que están apareciendo y que no sabemos muy bien lo que quieren decir”.
Para Laia Morales, en primer lugar, hay que saber a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de digitalización, una noción que engloba tres conceptos: la mejora de los procesos (cómo podemos hacer las cosas mejor), la mejora de la eficiencia y la disminución de costes. “Esto es lo que se entiende por digitalización a nivel nacional”, señaló Laia Morales, pero en otros países “van mucho más allá de estos tres conceptos”. Por ejemplo, en Estados Unidos, la digitalización se aborda para conseguir “un aumento de ventas y un incremento de la base de clientes” y también es una herramienta para “medir la experiencia de los clientes”.
Laia Morales se refirió también al concepto de “cliente digital”, toda aquella persona que interacciona con Internet y con los canales digitales, es decir “todos somos clientes digitales”, indicó. Y es por ello que en el B2C (Business to Consumer), “el 90% de las personas deciden sus procesos de compra a través de la información obtenida en Internet y los canales digitales y en el B2B (Business to Business) esta cifra aumenta hasta el 94%”. Por todo ello, “el reto en las empresas es tener redes de ventas, tener equipos comerciales, disponer de vendedores ninja –aquellos que son capaces de interceptar a esos clientes que empiezan procesos de compra a través de los canales digitales...”; en definitiva, “ser capaces de espabilarse y estar adaptados a lo que nos pide el mercado”.
Finalizó indicando que en España el índice de madurez digital de las empresas es de un 3,7 sobre 10, por lo tanto “tenemos mucho camino por recorrer para mejorar en transformación digital”. Y para empezar a cambiar, hay que saber en qué punto se encuentra una organización en cinco ámbitos esenciales: uno, el alcance de mercado de la empresa (en qué canales digitales o redes tenemos presencia); dos, la activación comercial (qué experiencia ofrecemos a los usuarios o clientes en los canales de comunicación que tiene la empresa); tres, los contenidos (cómo nos estamos posicionando a nivel digital y cómo nos perciben) y las ventas sociales (si la red de ventas tiene cuenta con las herramientas, las capacidades y los contenidos necesarios para tener un buen impacto en todos los canales) y cuatro, que los equipos tengan las herramientas necesarias y disponibilidad (a cualquier hora y en cualquier punto), además de una estrategia omnicanal (que toda la información esté disponible a través de cualquier canal y cualquier dispositivo); y quinto, la analítica y control ya que “en el canal digital se puede medir todo”.
Pero los más importante para Laia Morales “es tener la actitud de cambio” que implica “perder el miedo a la digitalización y estar permanentemente reaprendiendo para afrontar la transformación”.