El martes 11 de febrero, Pere Macias, presidente del Cercle d’Infraestructures, fue el invitado al almuerzo-coloquio del Propeller Club Barcelona.
Bajo el título “Las infraestructuras a hacer y proyectar en estos años 20”, Pere Macias indicó que la Fundación Cercle d’Infraestructures es una entidad que pretende ser “un think thank en el mundo de las infraestructuras”, lo cual los ha llevado a “plantear problemas que van más allá del día a día”.
Desde este punto de vista, Pere Macias reflexionó sobre la situación que había en el año 2004, fecha de la creación de la Fundación, momento de “crecimiento espectacular desde el punto de vista económico, con unas cuentas saneadas, con superávit y con una capacidad de inversión notable”. Esto, “que en principio parecía bueno, fue lo que provocó la conocida burbuja” porque “era tan fácil acceder al crédito que todo el mundo se endeudaba, empresas, familias y administraciones”.
Aunque la crisis de las infraestructuras “empezó en el 2010”, el punto de partida anterior es que “había dinero para las infraestructuras porque teníamos las dotaciones normales de los presupuestos, teníamos los superávits, teníamos capacidad de endeudamiento y, además, en aquellos años, éramos los grandes beneficiarios de los fondos europeos”. Asimismo, había otro factor positivo, “como éramos solventes, todas las administraciones podían pedir dinero, por la vía directa o indirecta, y siempre encontraban a alguien que les financiara”.
“Antes de la crisis había dinero para las infraestructuras porque teníamos las dotaciones normales de los presupuestos, teníamos superávit y capacidad de endeudamiento, además de ser los grandes beneficiarios de los fondos europeos”
Todo esto hizo que, en aquellos momentos, “se hicieran muchas infraestructuras; las que se necesitaban y, quizás, algunas que no eran necesarias”, como por ejemplo “muchos puertos y sus ampliaciones, muchas autovías –que no tienen la intensidad de tráfico que justificara su construcción–, aeropuertos vacíos y muchas líneas de AVE. “Todas las infraestructuras se podían construir, aunque no fueran rentables”.
Pere Macias dijo que “hay que defender las infraestructuras, pero introduciendo racionalidad en su valor dentro de la cadena económica”. Y esto, “no se ha hecho”.
Según el presidente del Cercle d’Infraestructures, se cometió el error de intentar compensar la crisis económica que sufrían las empresas del sector privado, con inversión pública en infraestructuras. Ello generó que España, que ingresaba menos de lo que gastaba, tuviera que ir pidiendo dinero fuera, cada vez más caro, lo que llevó al país a una crisis extrema.
En estos años de crisis, el sector de la construcción “fue el que más cayó, registrando un desplome del 85%”. Esta caída “ha costado mucho de recuperar y, de hecho, todavía no se ha recuperado”.
Por ejemplo, en Catalunya, antes de la crisis, se invertían “entre 7.000 y 8.000 millones de euros al año, que era mucho; lo normal serían unos 5.000 millones de euros”. En 2019, y teniendo en cuenta que “la inversión en infraestructuras creció un 20% respecto al 2018, no llegamos a los 2.000 millones”. Pere Macias añadió que algunas entidades empresariales reclaman que esta cifra debería ser de “unos 3.600 millones de euros”.
Pero, “el gran endeudamiento de las administraciones públicas hace que no puedas ir a buscar dinero para invertir y, además, como continuamos gastando más de lo que ingresamos, los presupuestos no generan suficientes recursos para infraestructuras”.
A continuación, Pere Macias reflexionó sobre el futuro de ña inversión en infraestructuras, alegando que “todas aquellas inversiones públicas que acaban dependiendo de una cuenta de resultados, es decir, de una capacidad de quien lo gestiona de tener un cash flow final que les permita seguir invirtiendo, pueden tener capacidad de recuperación”, como por ejemplo el Port de Barcelona.
Por el contrario, otras infraestructuras como las carreteras o el ferrocarril, “dependen cada vez más de los presupuestos públicos”. Pero esta situación no es viable a largo plazo porque, de seguir así, “porque el mantenimiento y la conservación es muy caro y, con el tiempo, habrá una bajada en la calidad de servicio – el tráfico rodado en los tramos de autopistas en los que ya no se paga peaje ha crecido un 77%.“
Por tanto, “deberemos hacer lo que muchos países europeos” e implementar un sistema de “pago por uso de las infraestructuras”. Por tanto, “tendrá que haber algún organismo, público o privado, que administre este sector de las carreteras y que, en función de los ingresos, pueda hacer las inversiones necesarias”.
Pere Macias terminó haciendo una valoración sobre el escenario para la próxima década, poniendo de manifiesto que “la capacidad para recuperar la inversión pública será pequeña, incluso si las cosas van bien”.
Añadió que también “es necesario hacer una reestructuración radical del sector de la carretera, introduciendo el pago por uso”.
Y, finalmente, ser conscientes que, en el ámbito de las infraestructuras, “lo que funciona son las sinergias” y, por ello, “demonizar al sector privado hace mucho daño”. No hay que olvidar que “el sector privado puede hacer mucho” y, para realizar las infraestructuras, lo que no puede hacerse es introducir leyes “que bloqueen las iniciativas público-privadas”. Lo importante para Pere Macias es que “se repercutan bien los costes, de forma que el que tenga las infraestructuras, sea público o privado, tenga capacidad para invertir”.
Invitados destacados
A este encuentro también asistieron, invitados por diferentes socios del Club, José Luis Alabau, de APMT Valencia, y Javier Cubas, de Cosco Shipping Lines Valencia,