El conseller empezó su intervención reconociendo que en España “las decisiones en materia de infraestructuras se han tomado excesivamente vinculadas a criterios políticos y en muy pocas ocasiones apuntaladas o afianzadas por una argumentación de rentabilidad económica o de retorno social”. Ejemplo de ello es que, según el conseller, “cuesta justificar que la segunda y la tercera ciudad del Estado, Barcelona y Valencia, respectivamente, todavía no tengan la conexión ferroviaria que deberían tener. Son atrofias que entre todos hemos hecho posibles y que hay que corregir”, indicó.
En referencia a los recientes acuerdos suscritos con el Ministerio de Fomento, Santi Vila indicó que son “unos acuerdos importantes para dinamizar al máximo el puerto de Barcelona y sus infraestructuras” y reconoció que a ello ha contribuido “la excelente relación y buena sintonía con el Ministerio de Fomento”. Para el conseller, el haber resuelto los accesos ferroviarios y viarios de puerto de Barcelona, en los que se van a invertir 290 millones de euros (100 para los accesos ferroviarios y 190 para los viarios) “es un paso muy importante” y más cuando se van a hacer “movilizando recursos económicos propios del Port de Barcelona”, además de la participación de Ferrocarrils de la Generalitat, dado que la intervención se va a hacer sobre su infraestructura. Para el conseller “esto es relevante, insólito e inédito hasta el momento porque, en general, las infraestructuras portuarias se financiaban con recursos presupuestarios del Estado”, y en este caso el Port de Barcelona invertirá el 50% del coste de construir sus accesos ferroviarios.
Santi Vila también se refirió al Corredor Mediterráneo, señalando que “se han dado pasos importantes” para intentar resolver “una de las atrofias existentes de más difícil justificación” porque “es realmente incomprensible que no hayamos sido capaces de dotar con infraestructuras un territorio en el que está la actividad económica”. Para Vila estas atrofias en materia de infraestructuras son el resultado de aplicar “un modelo basado en la toma de decisiones políticas por encima de las estrictamente económicas” y añadió que “es absurdo planificar las inversiones en materia de infraestructuras con criterios político-administrativos”. En este sentido insistió en que, más que construir infraestructuras, “debemos ser capaces de gestionarlas bien para optimizarlas y rentabilizarlas al máximo”.
Para finalizar su intervención, el conseller de Territori i Sostenibilitat puso de manifiesto que “en un mundo realmente global y competitivo, el papel de la Administración protectora se acaba. Desde Bruselas nos recuerdan que deberíamos ser, como lo hemos sido especialmente en Catalunya y en el conjunto del litoral, un país avanzado y abierto a la innovación, al progreso y la modernidad; esto es lo que nos puede garantizar salir de este entorno de recesión”.
A continuación se abrió un turno de preguntas con los socios del Propeller. En referencia a un comentario surgido en el coloquio sobre la necesidad de que la política no interfiera ni influya en el ámbito empresarial, Santi Vila se mostró totalmente de acuerdo con esta afirmación y puso de manifiesto que “el sector de la logística y el transporte ha sido y es importante porque tiene conocimiento y aporta valor añadido”. En consecuencia, “la política no debería molestar” al sector logístico; en todo caso “para el buen liberalismo, la política debería como máximo regular, pero no intervenir”, declaró Vila y abogó por “ser capaces de empapar a todas las Administraciones y a todos los ámbitos de responsabilidad con esta filosofía”.